El regreso de Trump: ¿Un ajuste cultural o solo otra temporada del circo político?

El regreso de Trump: ¿Un ajuste cultural o solo otra temporada del circo político?

El regreso de Trump plantea preguntas sobre la fatiga mediática y las respuestas culturales, mientras Estados Unidos anticipa otro ciclo electoral dominado por su influencia.

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, y Vargas Llosa, premio Nobel Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, en celebración de Alianza Lima Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, Central Hidro Eléctrica Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, Central Hidro
Política

A medida que el espectro de Donald J. Trump vuelve a cernirse sobre el panorama político estadounidense, las ramificaciones culturales de su regreso al primer plano no pueden ser subestimadas. Con el próximo ciclo electoral, muchos se preguntan si la renovada presencia de Trump estará marcada por el triunfo, la tragedia o quizás algo parecido a la farsa. El comediante John Oliver, en un momento de sinceridad en su programa "Last Week Tonight", expresó un anhelo colectivo por una realidad desprovista de discursos relacionados con Trump. Exclamó: "¡Quiero vivir en ese mundo tan desesperadamente!" Pero solo unos días después, la realidad irrumpió, obligándolo a lidiar con las implicaciones de una victoria de Trump—una narrativa que ha dominado los medios y la cultura estadounidenses durante casi una década. En muchos sentidos, el primer mandato de Trump lo estableció como un "presidente de televisión" por excelencia. A diferencia de sus predecesores, que utilizaron la televisión como un medio de comunicación, Trump se convirtió en una parte inextricable del paisaje televisivo en sí. No solo estaba usando el medio; era un elemento permanente dentro de él. Desde su controvertido ascensor en 2015 hasta sus apariciones en varios programas de entrevistas, se convirtió en un fenómeno que trascendió las fronteras tradicionales de la política y el entretenimiento. Desde la sátira política de "Saturday Night Live" hasta los tonos serios de las cadenas de noticias, la influencia de Trump permeó cada rincón de los medios estadounidenses. Presentadores de la televisión nocturna como Stephen Colbert y Jimmy Kimmel abandonaron sus fachadas irónicas para adoptar una oposición más directa a Trump, mientras que incluso programas deportivos y comedias comenzaron a entrelazar su presidencia en sus narrativas. La persona de Trump no solo era un tema de discusión; era el evento principal, el acto estelar de un reality show que parecía no tener fin. A medida que la nación enfrenta la perspectiva de otros cuatro años bajo el liderazgo de Trump, surge la pregunta: ¿cómo responderá la cultura? Los comentarios de los medios, tanto de apoyo como adversos, jugarán inevitablemente un papel crucial. Existe una sensación de cansancio en torno a la idea de otra temporada del "Show de Trump". Con cada año que pasa, la novedad se ha desgastado, lo que lleva a temores de sobreextensión de la marca y rendimientos decrecientes. El desafío de los medios será mantener su agudeza crítica sin caer en la trampa de simplemente reciclar viejas bromas y tramas. Al reflexionar sobre la administración anterior, está claro que se ha instalado el agotamiento. Por mucho que el ciclo de noticias demande contenido, el apetito por la cobertura incesante de Trump puede estar disminuyendo. La sátira política puede tener dificultades para encontrar material fresco, y las audiencias pueden desconectarse debido a la fatiga, la desconfianza o el puro aburrimiento. Algunas figuras de los medios ya han comenzado a expresar sus preocupaciones, con Bill Maher contemplando su futuro en la comedia en medio de la abrumadora presencia de Trump. Por otro lado, el regreso de Trump también puede despertar una contracorriente dentro de la cultura pop. Mientras que algunas narrativas anti-Trump resultaron poco impactantes, otras resonaron profundamente, capturando el zeitgeist político sin hacer referencia directa al expresidente. Programas como "Succession" y "Yellowstone" abordaron divisiones sociales más amplias, demostrando que una narrativa convincente puede prosperar incluso en ausencia de un comentario político directo. A medida que nos encontramos al borde de otro ciclo electoral, la pregunta persiste: ¿qué traerán los próximos cuatro años? ¿Seremos testigos de la continuación del espectáculo teatral que ha dominado nuestras pantallas, o el panorama cultural cambiará para reflejar una nueva realidad? Aunque el futuro sigue siendo incierto, una cosa es clara: la narrativa está lejos de haber terminado. El resultado de esta temporada electoral sin duda moldeará no solo el clima político, sino también nuestra respuesta cultural colectiva de maneras aún por escribirse. A medida que nos preparamos para lo que nos espera, es seguro que veremos todo desarrollarse—primero en nuestras pantallas.

Ver todo

Lo último en El mundo